El delta del Ebro es la zona húmeda más grande de las tierras de Cataluña. Con sus 320 km2 de superficie, constituye al hábitat acuático mayor de la Mediterránea occidental, después de la Camarga (Parque regional Francés), y el segundo del Estado Español después del Parque Nacional de Doñana.
Por otra parte, su considerable papel biológico contrasta con la profunda humanización de una gran parte de su superficie y con su no menos considerable peso agrícola y la parte destinada a suelo urbanizable. La harmonía entre sus valores naturales y la explotación por parte del hombre no ha resultado nunca fácil.
El Parque Natural del Delta del Ebro tiene una superficie de 7.736 ha., de las cuales 3.979 corresponden a la comarca del Montsià (hemidelta derecho) y 3.757 a la comarca del Baix Ebre (hemidelta izquierdo). Comprende las lagunas de las Olles, el canal Vell, el Garxal, la Alfacada, la Platjola de la Tancada, y la Encanyissada, las islas de Buda, Sant Antonio y Sapinya, las penínsulas de la Punta de la Banya (els Alfacs) y del Fangar, els Ullals de Baltasar y Erms de Casablanca.
El paisaje del delta del Ebro emana una fuerte personalidad que lo hace único en Cataluña. Sus tierras totalmente planas le dan un aspecto peculiar. En su parte interior, a parte de los sectores de cultivos propios de huerta y árboles frutales, las amplias y extensas zonas de arrozales, cambiantes según las estaciones (terrosos en invierno, inundados de agua a la primavera y verdes y ondulantes en el verano), tienen una especial belleza.
En el lado del litoral se presenta uno de los paisajes lacustres más atractivos de la Mediterránea, grandes estanques circundados con cañaverales y juncales. En la parte periférica, grandes extensiones de suelos salinos con vegetación de cirialeras y juncos marítimos, y además las largas y desiertas playas arenosas, con dunas coronados con barrón y otras muestras de vegetación bien adaptados al medio.
La modalidad de parque natural parece la más apropiada, logrando con ello hacer compatible una decidida acción preservadora con el mantenimiento y mejora del aprovechamiento ordenado y compatible de las producciones del espacio protegido, y fomentado con ello el contacto entre el hombre y la naturaleza mediante la potenciación del conocimiento de los valores y atractivos de la zona, dentro de un planteamiento que numerosas experiencias internacionales han demostrado viable.
